Hay muchos prejuicios asumidos como verdades absolutas pero carecen de sustento en la realidad, uno de ellos es que la mayoría de la gente que lucha se inclina por los métodos pacíficos y "civilizados", sin embargo, basta con sentarse a ver un noticiario o leer un periódico para que decenas de protestas populares a lo largo y ancho del territorio nacional, echen por tierra ese prejuicio.
Otro prejuicio relacionado al primero e igualmente arrastrado por el piso a manos de la realidad, es que esas luchas populares con acciones de fuerza, no dejan ganancias, que no se logra nada salvo la represión a quienes participan, mas, si prestamos atención a esas luchas y les damos seguimiento, encontraremos que en un porcentaje importante sí logran sus objetivos. Pondré como ejemplo tres casos de este mismo año que conozco muy bien por haber estado y estar cerca de quienes las han protagonizado:
1-La lucha de residentes en Nueva York Chiquito para evitar ser desalojados de la orilla del río Yaque en Santiago: cerraron la avenida Circunvalación sur con neumáticos encendidos y una cadena humana, y ahí están, el alcalde y medio Ambiente no lograron desalojarlos.
2-Los carretilleros del mercado Hospedaje Yaque y su lucha cerrando con neumáticos encendidos toda la parte baja del centro de la ciudad de Santiago, y ahí están: el alcalde Abel Martínez no logró desalojarlos del mercado.
3-La lucha de residentes de Matanzas bloqueando con piedras y botellas de Matanzas la carretera principal en su lucha por el asfaltado de sus calles, que, finalmente, será asfaltada después de la visita de una comisión gubernamental de alto nivel a la comunidad la semana pasada.
Hay decenas, cientos de casos como estos a lo largo y ancho del territorio nacional que desmienten el prejuicio de que las acciones de fuerza no dan frutos.
Sobre los calificativos de extremistas y vandalismo que suelen lanzar a los sectores populares que lucha con acciones de fuerza ¿no serían eso mismos calificativos los que les hubiesen lanzado a Gregorio Luperón y los restauradores cuando decidieron pegarle fuego a la Villa de Santiago en medio de la guerra restauradora que hoy aplauden esas mismas personas que condenan las luchas populares ¿No hubiesen esas mismas personas calificado de acción terrorista y vandálica la Campaña de la tea de Máximo Gómez en la guerra de independencia de Cuba, aunque hoy, hipócritamente le rindan homenajes?
Los pueblos luchan como pueden y con lo que tienen, no permitamos que la gente vacilante y medrosa marque nuestros pasos.
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