A raíz de la reciente publicación en un medio digital de los nombres de
algunos activistas de la oposición política que cobran o han cobrado altos
sueldos en el actual gobierno, se ha generado un debate sobre si es correcto
desde el punto de vista ético y sobre sus implicaciones políticas.
Muchas personas han opinado sobre el tema y yo también lo he hecho
partiendo de mi ideología y mis principios como ser humano.
Cuando se debate ideas o críticas, como es el caso actual, lo correcto
es ir al fondo de lo que se discute sin importar quién o quiénes lo han
planteado ni las motivaciones que lo han generado; descalificar a quien tiene
ideas contrarias a las nuestras o es nuestro crítico, lejos de aportar a
nuestra causa, nos empequeñece ante los testigos del debate.
En este tema de los activistas de la oposición que aceptan altos
sueldos por trabajar en el gobierno que aspiran a derrotar, hay varios aspectos
que me parece relevante destacar y especificar: 1) Que figuras de la oposición
política acepten trabajar en el gobierno, 2) Si son altos o no los salarios que
cobran o han cobrado estas figuras de la oposición y 3) El origen y motivación
de mis críticas en el caso específico de Juan Miguel Pérez.
Primero: no se cuestiona el derecho que tiene todo ciudadano a trabajar
en el Estado, de hecho, nadie cuestiona a los maestros, médicos o agrónomos que
trabajan para el Estado sin importar si son o no de la oposición.
Lo que genera cuestionamientos es que figuras muy visibles de los
grupos opositores al actual gobierno acepten trabajar para éste y reciban
sueldos muy por encima de lo que recibe la inmensa mayoría de servidores
públicos, a plena conciencia de la alta vocación clientelista del actual
partido en el gobierno, en el cual, hasta una posición tan simple y mal
remunerada como la de conserje en una escuela pública se asigna por
motivaciones políticas; gobierno que nombra a figuras de los partidos políticos
en posiciones e instituciones sin importar su experiencia o capacidad para
mantener alianzas; que nombra a personas en puestos directivos que no se
relacionan en lo absoluto con su profesión por motivos politiqueros, como es el
caso de ‘’mega divas’’ y periodistas.
Siendo así, es entonces entendible que se generen dudas y cuestionamientos a figuras de la oposición que
acepten trabajar en un gobierno de esta naturaleza, sabiendo que quienes
deciden su posición y su sueldo, acostumbran a decidir por motivaciones
políticas quien ocupa o no una posición, máxime cuando se trata de posiciones
altamente remuneradas que sin dudas son apetecidas por muchas personas.
Tomando en cuenta lo arriba mencionado, es legítima la sospecha de
quienes creen que esos nombramientos se han hecho por motivaciones políticas,
ya sea para premiar, silenciar o neutralizar a los nombrados.
Si a eso le sumamos una dramática disminución en el activismo que los
nombrados acostumbraban, o sólo critican al actual gobierno muy por la orilla y
sobre temas difusos, esas sospechas aumentan.
Ante esta característica clientelar del actual gobierno (y la mayoría
de los anteriores), me parece que, si no es un acto de transfuguismo político,
es incorrecto que figuras de la oposición acepten posiciones altamente
remuneradas en el gobierno, pues llevan confusión y dudas a quienes adversan al partido gobernante y se prestan a
situaciones como estas que dividen y crean desconfianza.
Dice un dicho, y me perdonan por su connotación machista: ‘’La mujer
del César no sólo debe ser honesta, tiene que parecerlo’’, queriendo significar
que quienes hacen vida pública deben abstenerse de hacer cosas que se presten a
ser interpretadas como que hacen algo incorrecto.
¿Son altos los sueldos
de los activistas de oposición que cobran o cobran en el Estado?
Según algunos amigos de
los activistas de la oposición los sueldos que cobraban los mismos al Estado NO
son altos.
Una cosa es alta o baja
en comparación con otra u otras. Un edificio de 8 pisos es alto frente a una
casa de un solo nivel, aunque el mismo edificio se considere regular en una
zona de torres y, hasta pequeño frente a un edificio de 80 pisos, pero aún si
lo vemos en general, un edificio de 8 pisos siempre será alto en comparación
con una edificación de un solo nivel, aunque sea mucho más bajo que uno de 80
pisos o más.
En este caso, la
condición de alto se le atribuye a los salarios que cobran o cobraban esos
activistas de la oposición. Pero esos salarios se cobran o cobraban en una
sociedad específica que es la sociedad dominicana actual, por lo tanto, para
determinar si esos sueldos son altos o no hay que compararlos con el grueso o
la mayoría de los salarios que se pagan en República Dominicana hoy, y, de
manera especial, los que se pagan en el Estado.
Siendo así, estamos
obligados a exponer cual es el nivel de salarios que prima en la República
Dominicana actual. Según lo encontrado por el mismo estudio de Fundación Juan
Bosch y Fundación Sol, el 50% de los asalariados dominicanos gana menos de 9
mil pesos y un 28 % entre 9 mil y 16 mil pesos mensuales. Esto nos da un 78 %
del total de los asalariados dominicanos. Entonces, en comparación con lo que
gana la inmensa mayoría de asalariados dominicanos, 81,000 ó 99,000, sí es un
sueldo alto.
Pero vamos al sector
público en específico: el 80% de los empleados del sector público gana el
salario mínimo de 5,117 pesos mensuales, 81,000 pesos mensuales es sin dudas un
sueldo alto con relación a lo que gana la inmensa mayoría de los empleados del
Estado.
Las posiciones en las
que este gobierno ha empleado a las figuras o activistas de la oposición que ha
generado este debate son altamente remuneradas, lo cual las hace sin dudas
apetecibles para muchas personas dentro del partido oficial y sus aliados,
dentro de las filas de los cuales debe haber sin dudas, profesionales con
igual o similar nivel de preparación para ejercer esas funciones.
Entonces ¿por qué los
funcionarios, políticos del partido oficialista, que dirigen estas
instituciones o ministerios, contrario a lo que es su práctica habitual, deciden
nombrar a figuras de la oposición en
estos puestos altamente remunerados en lugar de miembros de su partido o de los
partidos aliados?
La respuesta a esta
pregunta explicaría muchas cosas.
Incoherencia Juan Miguel Pérez sobre el cobro de altos sueldos en el Estado
Yo no conozco
personalmente al señor Juan Miguel Pérez ni he tenido nunca contacto con él por
medio de las redes sociales hasta hace unos días. Supe de su existencia en la
red social Twitter por medio de retuits que hicieron algunos de mis contactos a
mediados de noviembre del año pasado en los cuales el susodicho cazaba con
insistencia al presidente de Indotel, cuestionándole que, pese a definirse como
boschista, cobra un alto sueldo, en el estado, “descomunal para un país pobre” (palabras
textuales del mencionado), además de
cuestionarle que fuera promotor de la reelección del presidente Danilo Medina,
sin dudas haciendo referencia a la práctica austera, honesta y democrática que
caracterizó la actuación política y de servidor público de Juan Bosch.
Cuál no sería mi
sorpresa cuando a principios de la semana pasada cuando veo en Facebook un
artículo publicado en un medio digital en
el que se informaba que el señor Juan Miguel Pérez había estado cobrando en el
Estado la cantidad de 99 mil pesos mensuales de sueldo.
Inmediatamente me vino
a la memoria aquel insistente acoso a Gedeón Santos por parte de Juan Miguel Pérez,
y se puso de manifiesto ante mí la incoherencia de quien cazó con tal
insistencia a alguien a quien no acusaba
de botella, sino de ser incoherente con el boschismo por cobrar un sueldo tan
elevado al Estado de un país pobre, pero él mismo cobró durante cierto tiempo
un sueldo, no tan alto como el del presidente de INDOTEL, pero muy alto en
comparación con lo que cobra el 78 % de los asalariados dominicanos y aún más
alto en relación con lo que cobran el 80 % de los empleados del estado de ese
mismo país pobre del que le hablaba a Gedeón Santos.
Como si eso fuera poco,
Juan Miguel Pérez le criticaba a Gedeón Santos promover la repostulación de Danilo
Medina, como si de algo inmoral o incorrecto se tratase, pero él apoya en otros
países de la América Latina a presidentes que se han repostulado más de una vez
como Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales, de Bolivia, Fidel Castro, de Cuba...
Mi crítica a Juan
Miguel Pérez es la falta de coherencia al criticar a otro lo que él hace al
apoyar gobiernos reeleccionistas afuera y criticarlo dentro del país y acosar a
un funcionario público por cobrar altos sueldo habiendo él hecho lo mismo.
Yo no soy opuesto a que
un presidente se repostule, no veo en la repostulación un asunto de principios,
cada pueblo decide si reelige uno a un mandatario y yo he apoyado fuera del
país a muchos que lo han hecho. Tampoco soy simpatizante de las excesivas
muestras de austeridad en las figuras públicas por considerarlas más pose que
conducta natural.
Rechazo sí la
incoherencia y la doble moral en lo público y en lo privado y por eso las
critico y condeno.
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