Unidad de la América Latina

"Cuando el triunfo de las armas complete la obra de su independencia, o que circunstancias más favorables nos permitan comunicaciones más estrechas, nosotros nos apresuraremos con el más vivo interés, a entablar por nuestra parte el Pacto Americano que, formando un cuerpo político, presente la América al mundo con ejemplo de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así si el cielo nos concede ese deseado voto, podrá llamarse La Madre de las Naciones y la Reina de las Repúblicas".

Simón Bolívar.

Cuando miramos en el atlas mundial el mapa del continente americano, se nos llena la vista con una masa abigarrada con manchas de colores y tamaños diversos: son nuestros paises. A todo lo largo y ancho del continente americano se extiende la América Latina; limitando al norte con los países angloamericanos ( Canadá y E. U.A.), al sur por las heladas tierras de la Antártica, al oeste con el Océano Pacífico y al este por el Océano Atlántico y el mar Caribe. Así es como nos vemos a sí mismos los Latinoamericanos, mas el resto de la humanidad, no nos mira como personas de diferentes países, sino como una gran masa humana que comparte las mismas características culturales y raciales, por variadas que éstas sean.

Pero América Latina es algo más que una vasta extensión territorial sobre la cual,emerge majestuosa y opulenta su variada flora y, sobre la que se desplaza su fauna nativa y la importada de todos los confines de la tierra. La América Latina es el santuario donde han venido a fusionarse todas las razas humanas, y esa fusión ha sido lo menos traumática que pudo haber sido en un mundo y una sociedad, donde la cultura dominante es excluyente y racista.

En estas tierras desconocidas por siglos del resto de la familia humana, se desarrolló al ritmo que las circunstancias se lo permitieron, un conglomerado humano libre de influencias de las restantes soiedades humanas que, no obstante su aislamiento, logró grandes avances, algunos de los cuales aún causan asombro y admiración en nuestra era post-moderna, tales como: su organización social, sus impresionantes edificaciones, su desarrollo científico…

A estas vastas y acogedoras tierras llegó más tarde, procedente de Europa, el hombre blanco: trayendo como equipaje su ambición, su astucia y su ingenio, y porque no decirlo, los vicios de una sociedad decadente y de doble moral, que motorizó el más grande pillaje y genocidio que ha conocido el género humano, pero que fué también el eslabón que unió estas tierras paradisíacas con el resto del mundo.

Es esa ambición de los europeos de poner todo al servicio de sus intereses, lo que hace que, una vez explotada hasta la extenuación nuestra raza aborigen, éstos secuestren y esclavicen a los negros africanos, con el fin de utilizarlos como herramienta de desarrollo del sistema económico reinante: La esclavitud.

Con la llegada como esclavos de los negros africanos a estas tierras se completó el triangulo racial del “nuevo mundo”. Los negros trajeron a estas tierras la eterna alegría, lo que se manifiesta en casi todos los ritmos y bailes de nuestra variada cultura latinoamericana. Como legado del Africa negra también nos queda la fortaleza física y la agilidad que derrochan en los deportes y otras actividades, y la fe aun en las peores situaciones de la vida.

Con tal herencia cultural y racial, la América Latina está llamada a ejercer un papel protagónico en el desarrollo de la familia humana, siempre y cuando se sepa aprovechar de manera positiva, su sincretismo cultural y la heterogeneidad de su gente.

Una gran limitante ha tenido la América Latina que le ha impedido ejercer el papel protagónico que está llamada a desarrollar: la división. La cual ha sido con frecuencia el fruto de ambiciones personales o de grupos endógenos y exógenos (no olvidemos la máxima "Dividir para reinar'), y otras veces, fruto de la estrechez y miopía política de los generalmente funestos caudillos latinoamericanos.

De una u otra forma, la división de la América Latina en 21 paises de todos los tamaños , de Norte a Sur, el territorio continental e insular, es una ignominiosa realidad que contribuye a la pobreza material e intelectual de sus habitantes, y los hace vulnerables ante los más poderosos paises del mundo. Esta es una verguenza continental, que clama a gritos por su superación.

Si embargo, la causa de la independencia, la libertad y la unidad de la América Latina, ha tenido apóstoles como: Simón Bolívar, San Martín, José Martí, Eloy Alfaro, Artigas… entre una larga lista del honor y la dignidad de nuestro pueblo. Es recogiendo la herencia de estos héroes y heroínas de nuestra América Latina, que nos hemos decidido a retomar la lucha por la unidad, en la medida de nuestras posibilidades como diáspora. El ser latinoamericanos fuera de la América Latina, nos permite identificarnos como un solo pueblo que comparte un pasado y presente comunes, pero lo más importante, es que tendremos también un futuro común, que será bueno o malo dependiendo de lo que hagamos hoy, colectivamente.