Cerrado por inventario

¿Qué pensar de una sociedad en la cual la única salida ante la inseguridad es encerrar a la ciudadanía en sus hogares?

¿Qué pensar de una sociedad en la cual la ciudadanía le tenga más temor a sus ''autoridades'' que a la misma delincuencia de que éstas dicen protegerla?

¿Qué pensar de una sociedad en la cual los máximos responsables de las instituciones llamadas a ofrecer protección a la ciudadanía envían a otro país a sus seres queridos para poder garantizarles su integridad física?

¿Qué pensar de una sociedad en la cual la más peligrosa delincuencia (más a menudo de lo deseado, uniformada) se puede pasear libremente por bares, restaurantes, plazas y calles, mientras la ciudadanía decente y trabajadora es obligada a recogerse cada vez más temprano en sus hogares?

¿Qué pensar de una sociedad en la cual los asesinos a sueldo, los narcotraficantes, los funcionarios corruptos, los lavadores de activo y todo tipo de delincuentes transitan libremente, a menudo con carnets de identidad que fungen como salvoconductos, por calles y avenidas mientras la ciudadanía decente y laboriosa es sometida a constantes molestias y al sobresalto de ser las próximas víctimas de la arbitrariedad e incapacidad policial?

¿Qué pensar de una sociedad en la cual, mientras éstas y muchas cosas peores suceden, su presidente se pasee desentendido por todo el orbe ''enseñándole'' al resto del mundo cómo resolver los problemas que en su casa no ha resuelto...?

Lo único lógico que se puede pensar de semejante sociedad es que, urge que esa ciudadanía decente y laboriosa agredida, marginada, burlada, maltratada, estafada y amenazada, despierte de su letargo y sacuda esa sociedad hasta sus cimientos, limpiándola de toda esa escoria que la corroe construyendo una sociedad para todas y todos sus integrantes... o que, definitivamente, la abandonemos como las familias del jefe de la Policía Nacional y del jefe de la DNCD y le colguemos un letrero que diga: cerrado por inventario...

Alfredo García