Monday, May 17, 2010

Aumento salarial en República Dominicana

Por Alfredo García

Los sindicatos en República Dominicana están exigiendo, desde hace más de un año, y lo replantearon el primero de mayo, un reajuste salarial de un 40% para los empleados del sector privado cuyos sueldos sean de 20 mil pesos hacia abajo. Decimos reajuste salarial y no aumento salarial, porque lo que se busca en realidad es ajustar los salarios nominales (la cantidad de dinero que se gana) al poder adquisitivo (salario real) que éstos tenían antes de ser reducidos debido a la inflación causada por el elevado precio de los combustibles.

Como es natural, los patronos (la burguesía nacional), representados por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) y la Confederación Patronal de la República Dominicana (COPARDOM), se oponen al reajuste salarial alegando en principio: que ello provocaría una escalada inflacionaria (aumento en los precios de las mercancías) lo cual afectaría a toda la población y se tragaría el reajuste; en segundo lugar, que con la situación económica nacional e internacional de recesión (disminución de la producción provocada por una reducción en el consumo) tal medida obligaría a muchas empresas a despedir a gran cantidad de empleados.

Analicemos uno a uno los argumentos de los patronos (la burguesía):

• Un reajuste salarial a los trabajadores del sector privado desencadenaría una espiral inflacionaria que afectaría a los mismos beneficiarios de esta medida en tanto que tendrían que pagar más dinero por los bienes de consumo.*

La señora Marisol Vicens, presidenta y vocera de la COPARDOM, no explica por qué razón un reajuste salarial a los empleados del sector privado desataría una ola inflacionaria, pero aun así analicemos la veracidad de esta predicción sirviéndonos de los que son los argumentos clásicos de la burguesía y sus apologistas en el área de la economía.

Usualmente los economistas defensores de la burguesía pronostican que un aumento salarial provoca una escalada inflacionaria porque: 1) Un aumento del poder adquisitivo de la clase obrera los conduce a consumir más, lo cual ejerce una presión en el mercado por la demanda de mercancías y, según la ley de la oferta y la demanda, a mayor demanda más elevado será el valor de las mercancías, lo que traducido a lenguaje simple quiere decir que los precios de los bienes de consumo subirán de precio; 2) Al aplicar un aumento salarial los productores, comerciantes y demás ramas del sector servicios se ven “obligados” a traspasar ese aumento a los consumidores, es decir, a los mismos trabajadores.


El primero de estos argumentos, naturalmente, no se corresponde con el caso que estamos debatiendo en la actualidad, pues se trata de un reajuste y no de un aumento salarial, razón por la cual no habrá un incremento en el poder adquisitivo de los trabajadores sino más bien una restauración del que tenían antes de la carestía generada por los altos precios de los combustibles, es decir, retornar al salario de cubrir sus necesidades mínimas las cuales ya no alcanza a cubrir el mermado salario actual.

Supongamos, sin embargo, que hubiese un incremento en el poder adquisitivo de la clase obrera (lo cual sólo ocurre en caso de un aumento del salario real). Habrá sin dudas una mayor demanda, de productos de primera necesidad (alimentos, artículos de higiene, medicinas, etc.) que son los que mayor y generalmente consumen los sectores populares, y marginalmente, de alguno que otros productos antes sólo accesibles para las clases alta y media. Mas si todo esto sucede, se producirá sin dudas en tiempo relativamente corto, un aumento de la producción de esas mercancías con alta demanda, tanto por el desplazamiento a esas áreas productivas de capitales antes dedicados a otras, como por el incremento en la producción de las mismas por parte de quienes tengan la capacidad instalada para hacerlo. Por consiguiente, se generará en el mediano plazo una mayor oferta de las mercancías demandadas, y esto a su vez producirá una baja en sus precios, retornando a su valor real después de varias oscilaciones durante algún tiempo.

Además, como se sabe, la producción en gran escala de las mercancías produce una reducción en el costo de producción de éstas, por tanto un aumento en la demanda seguida por un incremento en la producción, a la larga, lejos de elevar el valor de las mercancías, tiende inevitablemente a reducirlo, con lo cual gana la sociedad toda: el capitalista porque a mayor producción mayor ganancia (el capital se valoriza en la producción) y la clase obrera en tanto consumidores de mercancías más baratas.

Con respecto a la afirmación de que el empresariado, al tener que aumentar los salarios a sus empleados, se vería “obligado” a traspasar ese aumento a los consumidores, nada más lejos de la verdad. El valor de las mercancías no está determinado únicamente por los salarios de los obreros sino también por las materias primas (los materiales sobre los que se trabaja), los medios de producción (las condiciones y objetos que hacen posible el proceso de producción) y, sobre todo, el desarrollo de las fuerzas productivas (experiencia, técnicas y maquinarias de producción). De ser cierta esa aseveración, las mercancías producidas en los países desarrollados no podrían competir con las de los del tercer mundo, pues en los primeros se pagan salarios mucho más altos que en los segundos. Sería pues un absurdo que nuestros mercados se encuentren abarrotados de productos que podemos producir más baratos y sin costos de transportación. La verdad monda y lironda es que, pese pagar salarios decenas de veces superiores a los nuestros, los países desarrollados producen mercancías más baratas gracias al milagro del alto desarrollo de sus fuerzas productivas.

Por tanto, traspasar el aumento en los salarios a los consumidores no es la “única” salida que tienen nuestros empresarios privados. Para evitar la ola inflacionaria que tanto temen y que dicho aumento no sea absorbido por la carestía, lo que deben hacer los patronos es descontar dicho aumento a su margen de ganancia, reducir pues, su cuota de ganancia de los servicios y mercancías producidas o vendidas.

Segundo argumento de la burguesía dominicana para oponerse al reajuste salarial:

• En el contexto nacional e internacional actual de recesión económica, sería suicida un “aumento salarial” pues muchas empresas se verían obligadas a cerrar o llevar a cabo despidos masivos.


Este es un argumento que carece absolutamente de fundamento, primeramente porque el móvil de las empresas del sector privado no es la caridad, su razón de ser no es la de estar en funcionamiento para garantizarles sus empleos a los trabajadores, sino producir o vender mercancías o servicios para obtener una ganancia que exceda el capital invertido, por tanto, si las mercancías que producen o venden, o los servicios que ofrecen dejan de ser demandados o su demanda disminuye considerablemente, con o sin reajuste salarial ellas (las empresas privadas) van a cerrar sus puertas y sus empleados perderán sus salarios, como puede verse con la ola de despidos en las grandes empresas a nivel internacional y con las zonas francas aquí en el país.

Por otra parte, como demostramos al rebatir el argumento anterior, aumentar y no disminuir el poder adquisitivo de la clase obrera (por medio de un reajuste o un aumento salarial) es lo que, precisamente, podría salvar a las empresas privadas enfocadas en la producción y venta de mercancías o servicios para el mercado nacional de tener que cerrar sus puertas.


Hasta ahora nos hemos limitado al aspecto lógico y científico desde el punto de vista de la economía, sin adentrarnos en el factor ético y humano que este tema envuelve. Mas, aunque sea improductivo para los fines del debate con la burguesía (su moral es el lucro al precio que sea) es pertinente, para la orientación y educación de nuestra clase obrera, que toquemos algunos puntos esclarecedores.

El salario de los obreros es una inversión de capital a fines de su reproducción, es la cuota que garantiza o debe garantizar que éstos obtengan los medios imprescindibles de subsistencia (comida, vestido, medicina, alojamiento, etc.) para poder reincorporarse al proceso productivo al día, semana o mes siguiente (según reciba su salario diario, semanal o mensualmente), de la misma forma que a una maquinaria recibe mantenimiento periódicamente para seguir disponible en el proceso productivo.

Al conjunto de bienes de consumo imprescindibles para la subsistencia de los trabajadores se le llama en economía Canasta Familiar o Canasta Básica. En República Dominicana el precio mensual de la Canasta Básica para una familia de 5 miembros es actualmente 19,300** pesos en tanto que el salario mínimo en el sector privado es de 7,360 mensuales, es decir, 12 mil pesos menor que el precio de los bienes y servicios imprescindibles para su sostenimiento. Aun en el caso hipotético de que ambos cónyuges estén empleados (en un país con tan alto índice de desempleo) la suma de sus salarios sería 14,720 pesos mensuales, más de 4 mil pesos por debajo de la Canasta Básica. Son estas frías cifras las que explican factores como la alta tasa de emigración (más de un millón de emigrantes en un país de 9 millones de personas), el auge de la criminalidad... como respuesta al hacinamiento y la extrema miseria a que semejantes salarios condenan a nuestra clase obrera, misma clase obrera que es la productora de la mayor parte de la riqueza nacional cuyo PIB (riqueza global nacional producida en un año) ascendió en el 2007 a 19, 910 millones de dólares (unos 701, 827.5 millones de pesos) de esa fabulosa riqueza menos de un 2% se pagó como sueldos a los empleados del sector privado, que son unos 920,643*** a nivel nacional.

Es claro que un reajuste y aun, un aumento de salario en el sector privado de la República Dominicana, no sólo son posibles desde el punto de vista económico, sino que es también una urgente necesidad moral y humana. Pese a ello el Estado, conocedor como es de esas cifras, no mueve un dedo en favor de los trabajadores por no enfrentar a los patronos que son también los suyos, sencillamente porque como lo dice la presidenta de COPARDOM (Consejo Patronal de la República Dominicana) un aumento salarial por ley es contrario a la Constitución y el Código Laboral, y ello es así porque la Constitución, las leyes y todos los estamentos del Estado, los formales y los fácticos, fueron creados, diseñados y puestos en funcionamiento para favorecer a la burguesía y atar de manos a la clase obrera.

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*Maribel Gassó Listín Diario Digital 18 octubre 2008.
**Banco Mundial, Informe sobre los países 2007.
***Banco Central de la República Dominicana: La informalidad en el empleo urbano en R.D, pág. 27-28.
















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* Maribel Gassó Listín Diario Digital 18 octubre 2008.
**Banco Mundial, Informe sobre los países 2007.
*** Banco Central de la República Dominicana: La informalidad en el empleo urbano en R.D, pág. 27-28.

1 comment:

Anonymous said...

Magistral análisis desde el enfoque marxista: serio y fundamentado, le felicito.

"Un lector".