Sunday, September 2, 2012

Educación pública, gratuita, científica y de calidad: Reflexión sobre la UASD




    La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), atraviesa por una de sus peores crisis desde su fundación: crisis económica, académica, administrativa y moral: se ha combinado la peor administración rectoral, con una pésima representación estudiantil.
    La UASD, que le fue arrebatada a los sectores más conservadores de nuestro país, remanentes de la dictadura trujillista, por un puñado de mujeres y hombres jóvenes, que encarnaban a su vez lo más sano, liberal y democrático, a finales de la década del 60, y abrieron esa alta casa de estudios a las ideas científicas y políticas más avanzadas de la época; que revolucionaron su estructura para dar acceso a los sectores populares, quienes la sostienen con los impuestos que pagan, ha sido secuestrada de nuevo: esta vez por la partidocracia corrupta y corruptora, parasitaria y presupuestívora, misma que devora al resto de nuestra sociedad.
    La conquista de la UASD para los sectores populares y ponerla al servicio de las mejores causas de nuestra sociedad, fue la única conquista real y permanente de la los sectores democráticos y progresistas que protagonizaron la revuelta de abril de 1965. Desde entonces, la alta casa de estudios fue un oasis para el libre debate de los problemas nacionales y las diferentes corrientes políticas de la sociedad dominicana. Por primera vez la prole de las mujeres y hombres empobrecidos de nuestra sociedad tuvieron acceso a educación unversitaria de calidad y asequible, como debe ser.
   Hoy, ese logro popular pretende ser revertido. Los sectores que han secuestrado la UASD y la han convertido en una cueva de parásitos y vividores, que han puesto los escasos recursos que recibe la universidad, no al servicio de una formación profesional de calidad ni de la investigación científica en beneficio de la sociedad que la sostiene, sino de sí mismos, otorgándose sueldos de lujo y privilegios escandalosos para ellos y los parásitos que les apoyan en sus aspiraciones y desmanes, con el dinero que paga como impuestos nuestro sufrido pueblo.
    Para poder seguir su festín vampiresco sin entrar en contradiciones con sus colegas vampiros al frente del Estado, estas sanguijuelas creen haber encontrado la fórmula mágica, cargándole el resultado de su acción depredadora a los estudiantes, la inmensa mayoría de los cuales provienen de los sectores empobrecidos y no pueden darse el lujo de pagar por su formación profesional.
   La UASD se ha desenvuelto durante toda su existencia con esos escasos recursos que se le entregan desde el Estado, con precariedades es cierto, pero ha sobrevivido sin la necesidad de cargar sobre los hombros de los estudiantes, el costo del imcumplimiento estatal y de la mala administración de sus autoridades. Por lo tanto, la excusa del escaso presupuesto, es inaceptable y carente de todo fundamento.
    Esta desastrosa, parasitaria y desconsiderada administración, se combina con el interés de sectores conservadores del país, que siempre han visto con ojeriza una universidad donde sus empleados o los hijos de estos, puedan encontrar una vía de escape a la pobreza a la que los han condenado por siglos.
    El argumento desde afuera es que la UASD es un barril sin fondo y que quien quiera educación universitaria debería pagar por ella… Dicen eso porque están más que seguros de que sus hijos sí podran pagarla con el dinero que le han succionado al pueblo gracias a los salarios de hambre que pagan, pero se abstienen de hacer el mínimo esfuerzo por ponerle fondo a ese barril: exigir el saneamiento de la universidad pública, el manejo honesto y transparente de los recursos que se le asignan.
   El pueblo dominicano paga impuestos para garantizar educación pública y gratuita a 1,860, 921 estudiantes de 6,580 escuelas y liceos públicos del país, ese es el mismo pueblo que paga impuestos para que la UASD ofrezca educación pública y gratuita a los aproximadamente 180,000 estudiantes  que cursan estudios universitarios en ella.
    El pueblo dominicano y, encanezándolo, los estudiantes empobrecidos, no nos dejaremos confundir ni amilanar por los enemigos de la UASD, que son los mismos enemigos del pueblo en general. Ante los ataques privatizadores  y represivos de nuestros enemigos, nos radicalizamos. Los pobres también tenemos derecho a la educación pagada con el dinero de nuestros impuestos, tenemos derecho a una universidad al servicio de los intereses de la sociedad y no de un grupo. Lo que exigimos, lo único que detendrá nuestra lucha es nuestro grito de guerra:

¡Educación pública, gratuita, científica y de calidad!

*Ministerio de Educación de la República Dominican a(Minerd): http://apps.see.gob.do/analisisdeindicadores/Indi1_g.asp

 

    

    

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